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2022: Oh no, debe ser la temporada de la bruja.

“You’ve got to pick up every stitch,

The rabbits running in the ditch,

Beatniks are out to make it rich,

Oh no, must be the season of the witch”

“Season Of The Witch”, Donovan. 

Por María Cabrera 

 

Todos los años hay excelentes películas, algunos, hay menos cantidad de buenas películas, 2022 fue uno de esos años donde hay que buscar más para encontrar. Las grandes producciones de Hollywood al estilo de Matrix (1999), Gladiador (Gladiator, 2000), El señor de los anillos, etc., estuvieron notoriamente ausentes. La pandemia, el streaming, los hábitos del consumidor, el fracaso de estas películas en años anteriores El Último Duelo (The Last Duel, 2021) del reconocido director Ridley Scott pueden ser factores que contribuyan en que los estudios no quieran invertir esa cantidad de dinero a menos que se aseguren los retornos. La película más vista del año en todo el mundo fue Top Gun: Maverick, dirigida por Joseph Kosinski y protagonizada nada más y nada menos que por la leyenda Tom Cruise, merecía ese reconocimiento. Una película que logra su fantástica calidad con efectos prácticos y que fue realmente un producto del esfuerzo y la testarudez de estos dos hombres. La segunda producción más vista fue Jurassic World: Dominio (Jurassic World: Dominion) que es una de las peores películas del año, sin dudas. 

Los enormes dramas bélicos tienen su modesta aparición en la película de Netflix Sin novedad en el frente (Im Westen nichts Neues) que seguramente tendrá su representación en los Oscars, en Venecia el león de oro se llevó un documental (All The Beauty And The Bloodshed), y en Cannes la Palma de Oro se llevó una comedia sátira social Triangle of Sadness, una interesante película con un elenco coral que muy poca gente va a ver, pero de lo mejor del 2022.

Se podría decir que fue un año bastante gris, pero es preferible percibirlo como un año negro. El terror se llevó todas las miradas, de la crítica, del público, de actores y directores, tanto de renombre como emergentes. Un fenómeno que se puede observar desde la última década, el terror es un gran medio. Puede ser muy barato, le va generalmente bien en taquilla, y puede ser una forma más orgánica de hacer comentarios sociales que otros géneros. Ya es redúndate nombrarlas, pero ¡Huye! (Get Out, 2017), El legado del diablo (Hereditary, 2018), La bruja (The VVitch: A New England Folk Tale, 2016), The Babadook (2014), todas son madres de este proceso. 

Este fue sin dudas, el año del terror. Incluso lo mejor para televisión fue la serie El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro (Guillermo del Toro’s Gabinet of Curiosities), con directores de la talla de Ana Lily Amirpour, Panos Cosmatos, Catherine Hardwicke, Vincenzo Natali, David Prior y Jennifer Kent entre otros, colaborando en el proyecto. 

En cualquier “Top 10 de las mejores películas del 2022” va a haber por lo menos una, sino dos películas de terror, y este fenómeno tiene sus raíces en la industria misma, pero puede haber sido intensificado por la pandemia. Para las películas originales (no secuelas, precuelas o parte de un ip colosal), el terror sigue siendo el género comercialmente más confiable y resistente a la pandemia en el mercado estadounidense.

Pero en 2022 por primera vez en la memoria humana reciente, enfrentamos, colectivamente, una experiencia de envejecimiento que es relativamente desconocida: no solo no tenemos idea de lo que el Covid-19 nos hará como individuos a largo plazo, pero varios factores (el cambio climático, la crisis económica en curso, la extremización ideológica y el declive de la democracia en todo el mundo) hacen que la sociedad misma sea igualmente incierta. ¿Cómo lidiamos con el miedo generalizado? Lo ponemos en pantalla, y quizás por el eso el 2022 ha sido escandalosamente bueno para el cine de terror. La variedad, complejidad y volumen de las películas de terror estrenadas este año es verdaderamente asombrosa; una verdadera vergüenza de riquezas empapadas de sangre.  El público no solo ha podido ver una variedad de subgéneros originales, sino que muchas franquicias populares han tenido nuevas entradas que tienen ese factor de nostalgia especial e insustituible.

«Nada existe, excepto átomos y espacio vacío, lo demás es opinión». Así resumía y sentenciaba Demócrito de Abdera sus ideas, y en mi opinión, estás serán las mejores películas de terror del año: 

Men. Terror en las sombras (Men). Todos los hombres son realmente iguales en este cuento de hadas de terror de Alex Garland, el escritor y director detrás de las extrañas aventuras de ciencia ficción Ex Machina (2015) y Aniquilación  (Annihilation, 2018) 

El recurso más destacado del film es que su protagonista Harper (Jessie Buckley) nunca reconoce que todos los hombres que la rodean, son la misma persona. Las similitudes entre estos personajes masculinos indica que es un dispositivo, una artimaña dramática que algunas audiencias ni siquiera notarían al principio, pero que tiene perfecto sentido emocional. Aquí, la uniformidad de los personajes masculinos y sus rasgos (egoísta, controlador, condescendiente, depredador) se presenta como una verdad universal y una reacción personal. Este es el mundo visto a través de los ojos de Harper, formado por sus experiencias y recuerdos: fantástico, tal vez, pero que aún contiene una verdad esencial.

El film está cargado de alegorías, y será confuso y pretencioso para algunas audiencias, pero es una excelente adición al ya fabuloso catálogo de la productora A24.

Speak no evil. Del actor danés convertido en director Christian Tafdrup, quien coescribió el guion con su hermano Mads Tafdrup, esta historia es una advertencia brillantemente sombría sobre dejar que otros crucen los límites por el bien de la civilidad.  Evoca tanto la ansiedad masculina de Force Majeure: la traición del instinto (Force Majeure, 20114) del director sueco Ruben Östlund y la malevolencia de Horas de terror (Funny Games, 1997) de Michael Haneke.

Con un guion fantástico, actuaciones comprometidas y fotografiada con infalible sofisticación por Erik Molberg Hansen, “Speak No Evil” es una trampa que se cierra lentamente, cuyos últimos 15 minutos son genuinamente aterradores. Como examen de la pura maleficencia, la película es menos que exhaustiva. ¿Pero cómo una advertencia para que siempre escuches tu instinto? Es perfecta. 

Fresh. La directora Mimi Cave hace un feroz debut con una oscura comedia de terror sobre una mujer que descubre que su nuevo novio tiene un terrible secreto.

Recorre la línea entre el horror inimaginable y el conocimiento de la comedia con facilidad, gran parte de lo cual se logra a través del compromiso incondicional de Sebastian Stan (quien se aleja de a poco de Disney y se involucra cada vez más en proyectos interesantes) y Daisy Edgar-Jones con la ternura y la teatralidad necesarias para aceptar todos los aspectos de la trama. 

Es tan sutil como un mazo, pero la narración audaz de Fresh, las actuaciones a toda velocidad y la dirección lograda hacen que sea una mezcla sabrosa y tremendamente entretenida. Cosas deliciosamente trastornadas de Mimi Cave y la escritora Lauryn Kahn. Un film que maneja tener la mirada de una mujer en el guion y atrás de las cámaras, pero que no aliena al resto de su audiencia. 

Bárbaro (Barbarian). De visita en Detroit para una entrevista de trabajo, la investigadora de documentales Tess (Georgina Campbell) llega a su Airbnb, solo para descubrir que está reservado dos veces por un misterioso inquilino, Keith (Bill Skarsgård), quien generosamente la deja entrar. Este escenario incómodo pronto se intensifica, con sorpresas impactantes.

Barbarian brilla en los momentos en los que desafía las expectativas mientras mantiene la delicadeza artística. Todo, desde las pistas musicales (de la compositora Anna Drubich) hasta las opciones de lentes (cortesía del director de fotografía Zach Kuperstein) sirve a los cambios de ritmo, que la transforman de una película espeluznante común en una corriente sin aparente límite. Cómo “Fresh” nos desafía a ver el mundo a través de los ojos de los personajes a los que estamos acostumbrados. 

  1. De la distribuidora A24, es una película slasher sobre lo que realmente nos horroriza. El guionista y director Ti West es un cineasta demasiado inteligente y reflexivo para creer que los monstruos convencionales encabezan nuestra lista de miedos. Él sabe que una sociedad obsesionada con la juventud está mucho más aterrorizada no solo de envejecer, sino de confrontar el hecho de que los ancianos aún pueden tener algunos deseos muy inconvenientes.

X es una película que funciona bien incluso en sus peores períodos. Hay momentos de ingenio visual, como cuando la película pasa de un beso apasionado a una vaca rumiando. Y el tercio final de la imagen ofrece todo el gore y la conmoción que exige el género. Aun así, en la tradición del cine de terror A24, la película pone las ideas en primer plano tanto como el derramamiento de sangre. West sabe que las películas slasher y porno tienen menos que ver con la violencia y el sexo, respectivamente, y más con la conmoción y la excitación de la transgresión social. Con X ha realizado una película en la que los momentos más inquietantes obligan al espectador a cuestionarse qué es lo que la sociedad considera realmente tabú y por qué.

X es un regreso inteligente y exuberante a una época menos inocente, cuando las películas podían ser traviesas, de mala reputación e idiosincrásicas. Dos tipos de películas en particular: las sucias y las de miedo. Ambientada en 1979, antes de que Internet hiciera que la pornografía fuera omnipresente y antes de que alguien pontificara sobre el «horror elevado», esta imagen astuta y desagradable insiste en que la carne y la sangre del entretenimiento sucio es, literalmente, carne y sangre.

Y cuando todo termina, la película ha pasado de un pastiche de época a un territorio nuevo e interesante, exponiendo una dimensión feminista en la tradición de terror que pudo haber estado allí todo el tiempo.

¡Nop! (Nope). La continuación elíptica de “Us” del director Jordan Peele está protagonizada por Daniel Kaluuya como un vaquero de California que defiende el rancho familiar de una amenaza mortal desde arriba.

Una película que a primera vista parece no saber de qué se trata, va tomando forma a medida que avanza el metraje. Siempre atentos a los mensajes ocultos que Peele esconde en sus filmes, podemos desatar el nudo y encontrarnos con una fantástica exploración sobre lo que consideramos “espectáculo” y cómo nos relacionamos con ello como sociedad.
Al mismo tiempo, en esta entrega el director no ahora nada, y todos los aspectos técnicos son increíbles. Es una película para ver muchas veces, y encontrar nuevos significados y matices. 

 You Won’t Be Alone. Es el primer largometraje del guionista y director australiano/macedonio Goran Stolevski, quien lo ambienta en la Macedonia rural del siglo XIX.

La película se enfoca en el humanismo y algunas observaciones de conflictos de género que históricamente han afectado a las mujeres, reformulando de nuevo la brujería como concepto cinematográfico sin ejercicios sobrenaturales de magia o poderes extraños, más allá de habilidades inexplicables pero tratadas como una condición fisiológica. 

Stolevski reflexiona sobre la naturaleza de la existencia y lo que significa estar vivo a través de los ojos y el cuerpo de una bruja cuya vida se siente terrenal y etérea, más preocupado por la belleza del entorno que del horror en un interminable ciclo episódico con una narración somnolienta que tiene poco que ver con el cine de Robert Eggers con el que seguramente la campaña de marketing trate de captar a espectadores atraídos por la suma de bosques y brujas.

Depredador: La presa (Prey) La serie de terror y ciencia ficción es hábilmente revivida por el director de Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, 2016), Dan Trachtenberg, con Amber Midthunder al mando como rastreadora con un arma secreta. 

Con una heroína feroz, ambientación de época auténtica y una serie sangrienta de ritmos de acción inventivos (vuelo frenético a través de la hierba alta; amontonamiento en la lluvia de ceniza de un bosque incendiado; confrontación conmovedora con un oso irritable), la película da nueva vida a una serie largamente desinflada. A la vez agradablemente familiar y deliciosamente fresco, este es un Predador clásico rediseñado ingeniosamente para 2022, un brillante ejemplo de cómo tomar algo viejo y volverlo a hacer nuevo.

Crímenes del futuro (Crimes of the Future). Hipnótico, enloquecedor, pervertido y perturbador. En otras palabras, el Cronenberg antiguo. El ritmo será cansino para algunes espectadores, pero sus imágenes abstractas y febriles son puro combustible de pesadilla.

Nos encontramos en un futuro cercano naufragado donde el cuerpo humano ha sido privado del dolor y se rebela debido a “síndrome de evolución acelerada”. Viggo Mortensen es Saul Tenser, un artista de performance cuyo cuerpo se ha convertido en un hervidero de crecimiento de nuevos órganos: afloramientos tumorales que su pareja, Caprice, extirpa y exhibe durante una cirugía pública. (Léa Seydoux). 

La película es también una parábola ecológica, en la que la biología humana está cambiando drásticamente en respuesta a un entorno en rápida descomposición. Una trama secundaria clave involucra a un grupo clandestino de eco-anarquistas que han alterado deliberadamente sus cuerpos para que puedan digerir plástico y así consumir gran parte de los desechos industriales del planeta.

Cronenberg pregunta, con bastante sinceridad: ¿Qué le estamos haciendo a nuestro planeta y cómo afecta eso a la composición misma de nuestros cuerpos y, a su vez, a la siguiente fase de la evolución humana? No creo que nadie tenga la respuesta, o quizás solamente el director. 

 Resurrection. Escrita y dirigida por Andrew Semans, Resurrection es un thriller psicológico diabólicamente intenso, con dos actuaciones centrales fascinantes de Hall y Tim Roth, ninguno de los cuales rehúye el territorio oscuro y loco en el que deben ingresar.

Margaret es una ejecutiva farmacéutica bien vestida, bien educada, bien pagada, bien ejercitada, casi militarmente. Su vida gira en torno a dos cosas: su trabajo y su hija de 17 años, Abbie (Grace Kaufman). El padre de Abbie no está, y nunca ha estado, pero todo está bien, porque la hipercompetente Margaret siempre ha sido madre más que suficiente para su única hija. Disciplinada hasta el punto del masoquismo, la propia Margaret no tiene amigos, salvo una aventura sin ataduras con un compañero de trabajo casado, sobre la que mantiene pleno control emocional. Pero ahora que Abbie se está preparando para irse a la universidad, Margaret puede sentir que su sentido de control sobre su vida comienza a desvanecerse. 

Y es en este punto, donde la película da un vuelco. Margaret va a “perder” a su única hija, y de repente todo está fuera de su control.

¿Margaret es una narradora confiable? Probablemente no, pero no importa. La película se mantiene en su punto de vista, por lo que debemos caminar su viaje con ella. Es discutible si lo que sucede a continuación es real o si algo (o incluso todo) está en la mente de Margaret. Todo podría ser parte de un brote psicótico, como resultado de la fragilidad psicológica vinculada a Abbie que crece y ya no necesita a su madre.

Pero su sensación de amenaza es real, y la intimidación de voz suave de Roth es tan espeluznante que el espectador no entiende como la protagonista soporta estar en la misma habitación. Pero algo todavía los une. Ella es atraída a su órbita trastornada, en contra de su voluntad, donde él establece las reglas y crea la realidad en la que ella vive. Hay algo liberador sobre ceder el control. Él dice en un momento: «Soy la única persona que puede verte. Quién sabe quién eres realmente». Lo peor de esta frase aterradora es que es verdad.

Rebecca Hall va más allá que la mayoría de los otros actores, se transforma en la esencia del trauma no manejado y la culpa desenfrenada, culpa que se ha negado a sentir durante 20 años. Ya no puede dejar de sentir todas estas cosas y eso la destruye. Resurrection depende de un monólogo de siete minutos que cambia la película de un thriller psicológico paranoico a algo mucho más extraño y primitivo. Y Tim Roth, siempre fascinante de ver, se supera a sí mismo aquí. No tiene que levantar la voz para parecer amenazador o aterrador. De hecho, es su tono íntimo casi amable, como si solo él supiera lo que ella necesita para superar el trauma, lo que hace que sea una actuación tan increíblemente aterradora.

Semans filma las primeras apariciones de David, como atisbos robados de Michael Myers en la primera mitad de Halloween de John Carpenter: algo malvado visto por el rabillo del ojo, la vaga forma de un depredador. David es un maestro del abuso psicológico y emocional, y ha regresado con la intención de volver a seducir a Margaret dándole algo que ella desea desesperadamente.

Pero ocasionalmente, Semans se retira abruptamente de esta subjetividad a una mirada más distante, presentando eventos asombrosos en un tono despreocupado que está diseñado para hacer que los espectadores se pregunten si pueden confiar en sus propios ojos y oídos. Este latigazo se combina con técnicas de terror, en particular una sensación de temor y pánico en constante aumento, para evocar la conciencia fracturada de una víctima de gaslighting. El enfoque funciona, y ofrece una experiencia visual que parece un drama, pero se siente como una película de terror. David es a la vez un monstruo y solo un hombre, una dicotomía angustiosa que también se aplica a los abusadores de la vida real.

Es tan fácil ver una película que tiene cambios monumentales como Resurrección y ceder a la necesidad de rechazarla. Pero en sus propios términos, en una historia donde la cordura es fluida y los delirios parecen indistinguibles de la verdad emocional, su poder de conmoción es muy real y muy válido.

Es un relato visceral de lo que los traumas de una relación abusiva realmente le pueden hacer a un ser humano, Margaret pierde total control de su vida, sus decisiones, y su cordura durante el metraje del film, pero esto es algo que ha acontecido 20 años antes. Es la película más conmovedora del año en su realismo, aun sabiendo, que todo puede ser un delirio. 

Salir de Resurrection sin pensar en lo débiles que son nuestras psiques, en lo fácilmente desarmables que somos todes, es no haber visto la película. Hay escenas que seguramente queden grabadas en la mente del espectador para toda la vida, y por eso es quizás la mejor película del año. 

 

¿Por qué Scream (2022) y El teléfono negro (The Black Phone) no están en la lista? Porque más allá de la nostalgia no fueron lo suficientemente innovadoras, comparadas con un gran año para el terror. Si fueron grandes éxitos de taquillas, lo cual garantiza que el año que viene se va a volver a invertir terror, y eso nos hace aterradoramente felices a todes.
Para no terminar en una nota tan feliz, hubo muchas malas películas de terror este año, Choose Or Die, Grimcutty, Llamas de venganza (Firestarter), y lo peor de lo peor: La masacre de Texas (Texas Chainsaw Massacre, 2022).
Cómo resolución para este año que entra, que ya anuncia grandes promesas en el género, propongo no darle click a “esa” película que solamente está hecha por dinero y buscar mejores cosas. Como siempre, el dinero gana. Y en el 2023 vamos a tener a Nicolas Cage interpretando a Drácula. Nos volvimos a ilusionar. 

– Acá pueden ver los textos de todos los alumnos del Laboratorio de Críticas –

Laboratorio de critica N7