
“Aki Kaurismäki más vigente que nunca” Contraté a un asesino a sueldo (I Hired a Contract Killer, 1990) Por Franco Palacios
Contraté a un asesino a sueldo (I Hired a Contract Killer, 1990) es una película notable que trasciende fronteras. Esta producción inglesa, dirigida por el talentoso cineasta finlandés Aki Kaurismäki y protagonizada por el reconocido actor francés Jean-Pierre Léaud, nos sumerge en una experiencia cinematográfica que culmina con la emotiva atmósfera de un tango argentino, evidenciando la riqueza y diversidad cultural presente en esta obra maestra.
Kaurismäki, en sus propias palabras, afirmaba: «No tengo mucho talento, pero libertad sí». Y sin duda, esta película es un claro testimonio de su libertad creativa y su innato talento.
El filme narra la vida de Henri, interpretado brillantemente por Jean-Pierre Léaud, quien lleva una existencia monótona y automática, donde el trabajo es su única actividad. Después de quince años en el mismo empleo, aislado y sin amigos, es despedido de manera abrupta, recibiendo simplemente un agradecimiento y un reloj «de oro» como reconocimiento por tantos años de servicio. Esta situación lleva a Henri a buscar una salida desesperada, primero intentando quitarse la vida por sus propias manos y, al fracasar en sus intentos, decide contratar a un asesino a sueldo para que acabe con su vida. En el momento en que se decide a esperar la muerte (literalmente, se sienta a tomar cerveza para esperar el final), conoce el amor y su perspectiva de la vida cambia radicalmente. Ya no necesita escapar ni sumirse en la oscuridad, ha encontrado una razón para vivir. A partir de ese momento, deberá lidiar con la idea de que hay un asesino persiguiéndolo para cumplir con el trabajo que le fue encomendado.
Kuarismäki le pone su sello con ímpetu: una película solemne, de colores oscuros, planos fijos, diálogos cortos, pero con un contenido poderoso, humor negro en sintonía con la oscuridad de la película, personajes con problemas terrenales, vacíos existenciales y una crítica al sistema capitalista.
A pesar de haber transcurrido treinta y tres años desde su estreno, el mensaje de la película sigue siendo más relevante que nunca. La frase: «la clase obrera no tiene patria», pronunciada por Margaret, la mujer de la cual Henri se enamora, evoca una sensación escalofriante que nos hace reflexionar sobre la realidad actual.
Contraté a un asesino a sueldo aborda diversos temas que aún resuenan con fuerza en nuestra sociedad contemporánea. En primer lugar, la alienación y la soledad en la sociedad moderna se manifiestan a través de la desconexión de Henri con su trabajo y la abrumadora sensación de soledad que experimenta. A pesar de vivir en la era de la globalización y la constante conexión, muchos aún experimentamos esta sensación de alienación y desconexión.
La película también aborda la crisis existencial y la búsqueda de sentido en la vida. Henri se siente completamente devastado al ser despedido y se enfrenta a la incertidumbre sobre su futuro. Esta sensación de no saber qué rumbo tomar en nuestra vida profesional es una experiencia común para muchos de nosotros.
Además, el film pone de manifiesto la falta de empatía y la deshumanización de la sociedad. Sutilmente muestra cómo nadie se preocupa por los demás en esta sociedad, a excepción de los asesinos a sueldo contratados por Henri. En la actualidad, el ritmo acelerado de vida y el trajín diario no nos permiten preocuparnos por los demás, nos convertimos en meras máquinas productivas.
La película también realiza una crítica al sistema laboral y a su precarización. El jefe de Henri ni siquiera sabe su nombre, ni su procedencia, ni cuánto tiempo ha trabajado en la empresa. Después de quince largos años de servicio, simplemente deciden deshacerse de él sin más preámbulos.
Por último y no menos importante, ofrece una mirada atemporal sobre el amor y la redención. A medida que el personaje principal experimenta el amor y encuentra un propósito en su vida, se desafían las nociones convencionales de éxito y felicidad. El mensaje subyacente es que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una posibilidad de transformación y redención a través del amor y la conexión humana.
En conclusión, Contraté a un asesino a sueldo es una película extraordinaria que aborda una variedad de temas relevantes en nuestra sociedad actual. A través de una dirección magistral y actuaciones destacadas, la película nos sumerge en la vida de su protagonista y nos invita a reflexionar sobre la alienación, la búsqueda de sentido, la falta de empatía y la precarización laboral. Es un testimonio del talento y la libertad creativa de Aki Kaurismäki y sigue siendo una obra cinematográfica vigente y poderosa en la actualidad.