Blondi: De madre somos Por Tamara Rey
Estrenada el 1 de junio de 2023 en 30 salas y con más de 50.000 espectadores la directora de cine argentina Dolores Fonzi alcanzó un suceso exitoso con su ópera prima Blondi, quien considera que dicho éxito se pudo lograr “por su trayectoria” y popularidad como actriz, visibilizando que a un pibe cineasta no reconocido con suerte le concederían una sala y si fuese piba ninguna.
Fonzi se inspira en una novela, y junto a la guionista Laura Paredes coescriben una historia delineada por un entendimiento y equidad a tantas mujeres solas sosteniendo la crianza de sus hijos, lo hace sin caer en el melodrama y jugando en una especie de comedia durante 90 minutos en los cuales solo acercándose al final y en un poco más de un minuto te perfora, destroza y dinamita el alma.
Existen infinidad de tipos de madres moviéndose en distintos tiempos y espacios. El cine las construye y proyecta, y si estas mujeres a la mirada del espectador generan una cierta ambigüedad entre rechazo y empatía podría tratarse de una obra femenina impecable. En My Happy Family (Chemi Bednieri Ojakhi, 2017) dirigida por la georgiana Nana Ekvtimishvili y el alemán Simon Groß, Manana (Ia Shugliashvili) se harta de la cotidianidad familiar dominada por hombres y repentinamente abandona su hogar para sentirse verdaderamente libre. La mirada del hijo (Poziția copilului, 2013) por el rumano Cãlin Peter Netzer, muestra a Cornelia (Luminița Gheorghiu) una mujer manipuladora, burguesa y asfixiante donde corromperá cualquier situación para encubrir a su hijo. Pelo Malo (2013) por la venezolana Mariana Rondón, Marta (Samantha Castillo) pierde su trabajo, su identidad y más el peso abrumador de su soledad la sumergen en un fracaso que la inducen a decir a su hijo pequeño «no te quiero». La enfermedad del domingo (2018) del español Ramón Salazar, logra estrujar todos los órganos del cuerpo en la escena donde madre e hija van a toda velocidad en una montaña rusa, una mirada entusiasta y una sonrisa fresca de Anabel (Susi Sánchez) quien en el pasado había decidido dejar a su niña de pequeña y continuar con su otra vida en contraposición con un rostro de esa niña ya de adulta devastada por angustia y camino a la muerte. La cascada (Pu bu, 2021) del director de cine taiwanés Chung Mong-hong arma su historia en un contexto de pandemia, pero no es más que una excusa para contar los conflictos entre una madre e hija, Pin-Wen (Alyssa Chia) interpreta un rol excepcional al punto de su propia hija tenerle miedo. En La hija oscura (The Lost Daughter, 2021) dirigida por la estadounidense Maggie Gyllenhaal, Leda (Olivia Colman, Jessie Buckley) debe convivir hasta el fin de sus días con la decisión de haber huido y abandonado a sus hijas por un tiempo cuando era joven.
Blondi (Fonzi) es auténtica, puede aparentar ser implacable pero no lo es, sus miles de accesorios y situaciones la convierten en una mezcla de mujer liberal y simultáneamente detenida en el tiempo. Su hijo Mirko (Toto Rovito) la ordena y es sin querer el reflejo de lo ausente, la paternidad. Ellos tienen un increíble vínculo como si fuesen pares, pero todo da un giro cuando él consigue una beca para estudiar en el exterior. En una escena Mirko le pregunta a su madre, ante la certeza de una huida si no le gustaría conocer o estar con alguien, una pregunta subyacente de parte de un hijo contemplando ese vínculo probablemente sufra una ruptura y teme su madre quede sola. El sostenimiento de una abuela altruista que resiste y acompaña en silencio (Rita Cortese) complementa maravillosamente la trama. Blondi intenta ser feliz con lo que tiene y no se cuestiona un sentido de existencia, es pragmática, en su trabajo como censista pide que la atiendan porque si no pierde o se arruina su jornada laboral. Es condescendiente y si se angustia lleva las emociones hacia adentro consigo misma reapareciendo al amanecer en una reposera de un hotel, dormida y en soledad, entendiéndolo todo.