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La noche del demonio: El inicio de una época

Por Jorge Pinzón

No es la casa la que esta embrujada”

Tagline de La noche del demonio (2010)

 

La historia del niño embrujado

La historia de una aparente casa embrujada no es nada nuevo en el cine de terror. Porque en un primer momento eso parece suceder en La noche del demonio. Ruidos extraños, cosas que desaparecen de su lugar, un altillo por demás tenebroso y una familia recién mudada en este nuevo hogar. Todo se complica cuando Dalton, el mayor de los tres niños que tienen Josh (Patrick Wilson) y Renai (Rose Byrne), luego de una rara experiencia en dicho altillo, que puede recordar a una de las primeras escenas de El Exorcista (The Exorcist, 1973, William Friedkin), no logra despertar; presenta signos vitales comunes y corrientes, pero se mantiene en un sueño imperturbable. Pero la escena del altillo no es lo único que nos acerca a la película de Friedkin. La sensación de encierro y oscuridad que produce la casa, y la centralidad que se le da durante la primera media hora, tienen sus vasos comunicantes con la película de los 70’, el lugar donde sucede el acto de exorcismo, adquiere prácticamente el status de un protagonista más en el film. 

Otro paralelismo tiene que ver con la primera gran revelación del film. La familia se muda, pero las apariciones y los sustos comienzan a ser más concretos, y la llegada de Elise (Lin Shaye) una médium conocida por la madre de Josh, con su equipo de técnicos especializados en lo paranormal, confirman lo inevitable; el problema no era la casa, sino Dalton quien tiene la habilidad de viajar por distintas dimensiones, las cuales se revelan en forma de sueños. En uno de esos viajes fue raptado por una entidad demoniaca al cual llaman “El hombre con fuego en la cara”, que proporciona los mejores jumpscares de todo el film. Se revela que Josh es el único que puede salvarlo, dada su habilidad para viajar por los sueños, como Dalton.  Dicho poder fue sellado por Elise en su niñez para que este pueda tener una vida común y corriente. Es en este momento que deja de parecerse a El exorcista, para fundirse en más de un aspecto, con Pesadilla en lo profundo  de la noche (A Nightmare on Elm Street, 1984), el parecido del demonio antagonista con el Freddy Krueger de Robert Englund, es más que elocuente.

 Saliendo de lo estrictamente ligado a la trama de la película, La noche del demonio, evidencia una gran maestría en James Wan para construir escenas terroríficas. Apoyándose en el jumpscare como arma infalible, es valorable que no abuse de dicho recurso, y que cada uno de los que aparece tenga una creatividad más que ponderable. Los aspectos técnicos dan cuenta de una película independiente, lejos de los excesos que vendrían luego de la mano de Wan. Que en su mayoría los efectos sean prácticos y no digitales, y que los demonios o fantasmas sean actores y actrices maquillados, reafirma esto. Y hace de esta película un documento de época que hoy puede parecer, raro o por momentos hasta viejo, pero que tiene que ver con una forma de hacer cine de género, que lamentablemente rige cada vez menos.

Blum y Wan: la dinastía

   Del director de El juego del miedo, de los productores de Actividad paranormal. El hecho de citar a los productores o al director de una película para promocionar dicha obra, es una constante en la historia del cine. Esto sucede más intensamente aun, en el cine de terror o de género, siendo William Castle, Roger Corman o incluso John Carpenter, autores de los cuales se desprendía la garantía de una buena taquilla, o una aura de legitimidad a la hora de canonizar secuelas. A partir de mediados de la primera década de los 00’ dos nombres se hicieron más que recurrentes al momento de esta conjura marketinera: Jason Blum, y su productora Blumhouse, por el lado de los productores, y James Wan por parte de los realizadores. Son estos dos personajes, quienes justamente unen imaginerías para la realización de La noche del demonio (Insidious, 2010, James Wan), película primigenia en esta importantísima sociedad.

El inicio de actividades de la productora Blumhouse data de principios de los 00’, con la realización de pequeños films que no alcanzaron mayor relevancia.

El primer gran hito de dicha compañía fue la película Actividad paranormal (Paranormal Activity, 2007), la cual fue hecha con solo u$s 15.000, recaudando alrededor de 193 millones de dólares traspasando lo cinematográfico, para volverse algo casi social. Los registros de la época en las salas de cine, captando las reacciones del público son una muestra de eso. El fenómeno que provoco Actividad paranormal  fue mayúsculo, recreado por otra icónica película del tipo “metraje encontrado”, como El proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) en la década del 90. 

   El otro importante suceso, ocurrió a los pocos años del fenómeno Actividad Paranormal. Y fue la película llamada en nuestro país como La noche del demonio (2010). El realizador de esta película fue el incipiente James Wan, quien a principios de siglo había dirigido otro gran suceso popular: El juego del miedo (Saw, 2004), el cual calo tan hondo que derivo en la creación de cinco secuelas, una precuela y un spin off. La noche del demonio fue la primera película firmada por Blumhouse en colaboración con Wan, y doto a la productora no solo de un gran éxito de taquilla, costo 1 millón y medio de dólares recaudando 97 millones de dólares, sino que le valió de cierta legitimidad a partir de las buenas críticas recibidas. La compañía de Jasón Blum irrumpía definitivamente en Hollywood.

Luego de esta sociedad, Wan y Blum volverían a colaborar solo dentro de los márgenes de la saga de La noche del demonio, y sus cuatro películas. Por su parte, el director australiano de origen malayo, desarrollaría un despliegue cinematográfico que iba a superar los límites de la realización, creando un propio universo “Waneano” por llamarlo de alguna manera, al asumir la figura del productor en muchos películas venideras. Si bien la película en cuestión de este artículo, funciono como propulsor y bisagra para Wan, la construcción de este universo se disparó a partir de El conjuro (The Conjuring, 2013) la cual sigue los oscuros casos de Los Warren, dos famosos parapsicólogos norteamericanos de la década del 70. Otra película de Wan que trascendió las salas de cine, y que engendro toda una franquicia de películas, que van desde secuelas: El conjuro 2 (The Conjuring 2, 2016) ultima dentro de este mundillo dirigida por él,  El conjuro 3: el diablo me obligo a hacerlo (The Conjuring 3: The Devil Made Me Do It, 2021), y sus vástagos: la franquicia de las tres películas de la muñeca AnabelleLa monja (The Nun, 2019), y La maldición de la llorona (The Curse of La Llorona, 2019). Todas producidas por James Wan.

Para complementar el universo creado por Wan,  es necesario nombrar algunas de las icónicas películas producidas por Blumhouse. La aterradora Siniestro (Sinister, 2012), más y mejor conocida por su nombre anglosajón, Los amos de Salem (The Lords of Salem, 2012), la popular saga de La purga con su batería de películas, La indie Creep (2014) producida por los Hnos. Duplass, el renacimiento de M night Shaymalan con Los Huéspedes (The Visit, 2015) y la mismísima franquicia de La noche del demonio, de la cual James Wan dirige sus dos primeras entregas. Cabe señalar que el actor, guionista y director Leigh Whannell, amigo de Wan y con quien había escrito el guion de El juego del miedo, actuó en la primera película de la saga en un papel secundario, escribió el guion de las cuatro películas, y dirigió la tercera entrega que funciona como precuela: La noche del demonio: capítulo 3 (Insidious: Chapter 3, 2015). Sin embargo la historia no termina aca, para poder finalizar este arbitrario recorrido por la historia cinematográfica de Blumhouse se debe precisar por lo menos un hito más. Y este tiene que ver con ¡Huye! (Get out, 2017), la cual fue un éxito de taquilla y de crítica, utilizando, además, el género cinematográfico para rediscutir la política y los conflictos raciales, aun existentes en Estados Unidos. Este tercer hito alcanzo aires de extraña epopeya, al momento en que ¡Huye! ganó el premio Oscar a mejor guion original. Vale decir que las candidaturas se extendían hasta mejor actor (Daniel Kaluuya), mejor director, y mejor película. 

Epilogo  

 Sin lugar a dudas tanto Jason Blum, con Blumhouse, como James Wan con Atomic Monsters Productions, marcaron y diseñaron buena parte del cine de terror de los años 2000. Sus historias, sus producciones, vitalizaron al cine de terror de estos tiempos. Mientras que Blumhouse aposto por darle lugar a cuestiones políticas a lo largo de su filmografía, Wan prefirió un costado mas clásico, tanto narrativa como argumentalmente. Tal vez una crítica podría ser cierta homogenización, o estandarización en las producciones de ambas productoras, pero seguramente sea una discusión que pueda darse con el correr de los años. Mientras tanto solo queda seguir viendo muchas de estas grandes películas.

– Acá pueden ver los textos de todos los alumnos del Laboratorio de Críticas –

LABORATORIO N4