Incendies: La mujer que cantaba
Por Tamara Rey
“Las ideas sobreviven si alguien está ahí para defenderlas»
Incendies (2010) es una película canadiense dirigida por Denis Villeneuve, una conjunción de teorías, creencias, conflictos familiares como socio-culturales dentro de una cruda búsqueda por la verdad, todo en una brillante obra cinematográfica. Inspirada en la obra de teatro «La mujer que cantaba» del dramaturgo Wajdi Mouawad, canadiense de origen libanés (sus padres huyeron de Líbano a París a causa de los conflictos civiles del país). La versión cinematográfica de Villeneuve fue nominada al premio Oscar como «mejor película extranjera» y a un premio BAFTA en la categoría de «mejor película de habla no inglesa», entre otros galardones importantes.
Susan Sontag decía que la lectura es un instrumento que nos permite llorar por aquellos que no somos nosotros y no son los nuestros, una expresión de libertad que se podría comparar a lo que Franz Kafka concluía «un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros”. Si una película nos hace trizas estaría lograda a la perfección.
Nawal Marwan (Lubna Azabal) vive en una aldea en el sur de Líbano, tras quedar embarazada de su novio, un refugiado palestino, los hermanos de ella lo asesinan por deshonra y traición de un sólo disparo. La abuela ayuda a Nawal, pero con la condición de entregar al bebé apenas nazca a un orfanato y mudarse a la capital para estudiar. Jeanne (Mélissa Désormeaux-Poulin) y Simón (Maxim Gaudette), hijos gemelos de Nawal, viven en Canadá. Pasó el tiempo y oyen del notario y amigo de su madre Jean (Rémy Girard) leer el testamento en el que ella expresa ser enterrada «sin ataúd, desnuda y con la cara vuelta hacia la tierra y la primera cara contra el mundo», reciben también dos sobres con cartas escritas por su madre dirigidas una al padre y otra a su hermano, ambos desconcertados por no saber de la existencia de un otro hermano ni de su padre con vida. Aquí se despliega una puesta visual y narrativa en donde tanto protagonistas como espectador se sumergen y especulan en una encrucijada donde la verdad no se va a descifrar hasta el final, y no refiero a un suspenso policial de Agatha Christie, sino al misterio de una misma sangre que corre por las venas. Una «historia abstracta» sin referencias inmediatas a la realidad, utilizando el flashback como recurso, un telón que abre dos historias paralelas, madre e hija entretejiendo miradas, cada una en un tiempo y espacio diferentes. …como la obra Edipo rey de Sófocles, podría tratarse de un conflicto actual con el trasfondo de una tragedia griega clásica… La película cuenta con intertítulos que podrían funcionar como portales, desde el presente se indaga el pasado, y el pasado va explicando ese presente. Por un lado, los gemelos buscando la verdadera historia de su madre en 2009 y por otro la vida de su madre desde 1970. Líbano se encuentra en medio de una guerra civil, donde musulmanes pelean contra cristianos. Nawal a favor de la paz se opone al Partido Nacionalista que amenaza e intenta expulsar a los refugiados, si bien ella es cristiana perdió a su novio y padre de su hijo, la venganza va a jugar su partida, asesina al jefe de las milicias de la derecha cristiana y es encerrada en la prisión Kfar Ryat, en Deressa donde será identificada como «la mujer que canta n°72″. Jeanne es Profesora de matemáticas, antes de emprender su búsqueda para encontrar a su padre y viajar a Der Om, el pueblo de su madre, dialoga con su colega y profesor Niv quien la presenta en una clase para exponer un planteo de matemáticas puras como un resultado definitivo y matemáticas insolubles las que llevarían a otros problemas como intratables que no tendrían argumento para defenderse y de una complejidad agotadora (conjetura de Siracussa), una metáfora que funciona a la perfección para una hija inundada en la incertidumbre, .»se toma un punto de partida, nunca por la variante de la incógnita» expresa él. Jeanne está dentro de su más temible acertijo, son las ciencias exactas o su intuición? Cierran las universidades, la guerra se desata. Nawal cumplió la promesa con su abuela, estudió en una facultad de lenguas extranjeras pero necesita encontrar a ese hijo que tuvo que dar en adopción así que se dirige al sur donde los refugiados están armados y con el apoyo de gran parte de la población musulmana del país. Sube a un colectivo improvisando con un pañuelo ser musulmana, de pronto el fuego arde y todos mueren allí dentro, menos ella que se salva por mostrar la cruz que había escondido y gritar «soy cristiana».
Todos se enmudecen ante la verdad
Aparece en escena Abou Tarek (Abdelghafour Elaaziz) especialista en torturas, francotirador y violador en la prisión donde estuvo Nawal. En la primer escena del film vemos como preparan a los niños soldados, particularmente esos ojos de un niño mirándonos (lo sabremos al final) acechándonos frente al lente de la cámara mientras lo preparan para un objetivo que logra ser terriblemente excepcional mientras tanto oímos la canción «¿Tú o tu ejército?» (Radiohead).
Simon se reúne con Chamseddine, jefe militar de ese período de comienzo de guerra, quien participó del incendio del orfanato de Kfar Kout pero protegió a los niños y sabe perfectamente a quién están buscando los gemelos. Jeanne y Simon son producto de una violación, no existe un padre + un hermano, es sólo uno..
Cuando nace Abou la abuela de Nawal marca tres puntos en el pie del bebé como una huella de identidad. Nawal al fin lo encuentra, luego de más de treinta años está nadando en una pileta y ve de repente esa huella, levanta la mirada y descubre la peor y más cruda revelación, ese hijo que tanto buscó y amó tiene el mismo rostro de ese verdugo que la torturaba y violaba en la prisión. «Una serie de represalias que encajan entre sí en una inexorable lógica como adición»
En su debut Un 32 août sur terre (1998) ya reflejaba parte de su lenguaje cinematográfico con una interrupción de la línea de tiempo y la realidad marcadas con intertítulos y la intención de llevar a la pantalla historias complejas de viajes personales e interpersonales a través de conflictos emocionales profundos. En Maelström (2000) un drama casi surrealista también aparece la inclusión de intertítulos que interrumpen la narración para comentar su progreso. Luego proyectará Polytechnique (2008) basada en la Masacre de la Escuela Politécnica de Montreal, compone y monta las imágenes formando un flujo visual y auditivo que nos permite observar los personajes pensando y reaccionando a sus entornos. En 2010 presenta Incendies su última película en lengua francesa. Su próximo proyecto, tres años después, El hombre duplicado (Enemy (2013) estuvo basado en la novela de José Saramago. La incomodidad inicial de la premisa de El hombre duplicado es también lo que subyuga ¿Cómo puede haber dos hombres idénticos que no sean hermanos? Pero para sospechar mejor el sentido, debemos entender que la película se nos presenta en su reverso, que tenemos que dar vuelta la media para comprender el tejido.
El camino creativo del director canadiense resulta particularmente relevante cuando se busca repensar el concepto de autor desde lo contemporáneo, ya que su trayectoria parece ser la arquetípica al respecto: un artista en un inicio enmarcado en el cine independiente, y quien una vez que se vuelve reconocido por el mainstream, comienza a trabajar con grandes compañías y productoras y también con un mayor presupuesto. La llegada (Arrival, 2016), Blade Runner 2049 (2017) y Duna (Dune, 2021). Denis Villeneuve se convierte en un director de ciencia ficción.

– Acá pueden ver los textos de todos los alumnos del Laboratorio de Críticas –