Mujeres al borde un ataque de nervios: Extraña forma de ver la vida por Pamela Rodríguez
Algunos directores provocan odio, otros provocan amor, pero cuando hablamos de provocar no podemos evitar pensar en el magnífico Pedro Almodóvar. El controversial director que no tiene miedo de romper con lo establecido llegando a ser acusado de “frívolo” (Revista Quimera). Atravesando su filmografía plagada de temas controversiales como el amor y el desengaño encontramos mujeres fuertes pero sometidas a hombres infieles, hombres mujeriegos e indecisos y la exploración de la pasión desde estas perspectivas. Se ponen en juego la moral y la dignidad cuando vemos a estas frágiles féminas de colores llamativos suplicar el amor de un hombre que simplemente no las quiere. Mezclando el absurdo y lo real nos invita a un mundo lleno de color, saturado de emociones y personajes que provocan a la vez risa y ternura. Con un joven Antonio Banderas como ejemplo del universo masculino que se desenvuelve como un niño dolido que necesita amor pero no sabe comportarse como el adulto que es y termina siendo indulgente con las mujeres que lo rodean.
Mujeres con un terrible ataque de nervios
La película que lo lanzó a la fama Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) nos presenta a dos actores de doblaje que terminan una larga relación con un mensaje telefónico de él donde le pide que le devuelva sus cosas. Pepa (Carmen Maura) es una mujer inestable que ha permitido que el amor sea lo único que merezca su atención e Iván (Fernando Guillén) un cobarde donjuán que no respeta a su supuesta amada ni siquiera para dejarla en persona. En un viaje demencial que incluye una cama prendida fuego, una amiga(María Barranco) involucrada con terroristas, al hijo de su amado (Antonio Banderas) con su novia (Rossy de Palma) tratando de alquilarle el departamento y a Lucía una ex desequilibrada que pretende matar para reparar la situación que la ha agraviado -que por supuesto la ha provocado un hombre- recorremos las emociones de Pepa, cómo las gestiona para resolver qué hará con su vida y las situaciones descontroladas que la rodean y como deja por momentos que sean esas emociones quienes la controlen a ella en una visión honesta sobre el amor, el engaño y la desesperación.
La piel que habita
En numerosas entrevistas Pedro ha dejado en claro sus motivaciones y cómo atravesaron su vida de forma personal. Siendo criado por mujeres vivió en carne propia lo que ese universo experimenta y en el que es casi imposible dejar de residir donde las costumbres y los mandatos cuando cuestionados acusan a sus víctimas de conspiradoras y desequilibradas. Como un espía con invitación recorre las respuestas femeninas a los estímulos que los hombres provocan en sus vidas, complementando el deseo que ellas tienen de encajar en un lugar que las subyuga, que las obliga a aceptar el apetito del amado o dejar morir quienes son para complacer el mandato. Por esta razón sus películas no forman parte del canon y algunos críticos lo han señalado por “reeditar el truco del género castizo brindando a una sociedad conservadora una mirada irónica sobre las costumbres modernas” (Revista Quimera) tomando casi como una burla lo que es en realidad la cotidianeidad del género femenino que tanto ha sido de acusado de dramático y exagerado.
Un año a pura gloria y dolor
Mujeres al borde… se estrenó en el año 1988 junto con algunas películas que opacarían sus posibilidades llegando a la pantalla en paralelo títulos como: Rain Man (siendo la recaudación más grande del año), Duro de matar (Die Hard), Cinema paradiso, Secretaria ejecutiva (Working Girl) y ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit) entre tantos otros. Más allá de sus fuertísimos contendientes fue nominada en la 61° edición de los Oscar (1989) como mejor película internacional y la 46° de los Globos de oro (1989) como mejor película de habla no inglesa (ambos otorgados a Rain Man) pero logra su redención en la 3° edición de los premios Goya (1989) donde resulta ganadora como mejor película, mejor actriz principal (Carmen Maura), mejor actriz de reparto (María Barranco), mejor guión original (Pedro Almodóvar) y mejor montaje (José Salcedo).
Entre tinieblas
Con un estilo de revista de mujeres de fines de los 60´s, collages y boleros Pedro crea un mundo sintético en el que la mujer llora por su desamor, pero no pierde el estilo y el glamour. Siempre bien peinadas y maquilladas, luciendo atuendos dignos de un desfile de moda se parapetan emociones que lejos de ser resguardadas son encarnadas con una suerte de superficialidad que no es real, puesto que la desesperación por ser dejadas y engañadas es el motor que las mueve. Para el Diario La capital (22 de marzo de 1989) dijo Almodóvar: “Quiero dar la impresión de que la sociedad por fin se ha humanizado; la gente viste bien, vive en bonitas casas con preciosas vistas, los servicios públicos son eficaces y todo es hermoso, artificial y estilizado” definiendo así cómo ve el mundo que lo rodea y cómo procede a realizar sus films y es en esa supuesta liviandad para tocar temas como el suicidio y el amor donde encontramos el paralelismo entre lo que le sucede a los personajes y lo que quieren ser porque toda emoción sea dolor o pasión se desborda de sus límites, se desdibuja de la realidad como las peinados enormes y los zapatos de tacón característicos de las protagonistas.
¿Qué ha hecho para merecer esto?
A lo largo de su numerosa filmografía una cosa queda en claro y es que Almodóvar no pretende un final feliz para sus personajes. En un mundo en que la televisión propone una mujer esposa, madre y ama de casa, ellas afrontarán la vida con decisión y urgencia. Pepa tiene mucho amor para dar y eso la desespera y ahora que Iván la ha dejado no tiene depositario para esos sentimientos. El amor y el dolor forman parte de la vida y es así como termina encontrando una nueva motivación para su vida: el amor maternal. Deberá recomponerse, levantarse y aprender a transitar su vida con las circunstancias que le tocaron, pero es ahí donde reside la magia en las películas de este director y es que las mujeres le parecen las heroínas de esta historia que es la vida. Las percibe fuertes y dramáticas, coloridas pero valientes y siempre dispuestas a ser ellas las que definan cuál es su lugar, cuál es su voz humana.