I Saw the TV Glow – Poltergeist: La TV ataca Por Matías Carricart

El cine de terror no se caracteriza solamente por el miedo que puede generar, sino también por saber contar un relato de su tiempo. Es meritorio que sea en forma metafórica, aunque también hay algunos casos más literales. Godzilla (Gojira, 1954), La noche de los muertos vivos (Night Of The Living Dead, 1968) y El enigma de otro mundo (The Thing, 1982) son algunos de los ejemplos frparadigmáticos de estos casos.
Este año, se estrenó en festivales I Saw The TV Glow (2024), escrita y dirigida por Jane Schoenbrun. Narra la historia de Owen (Justice Smith), un joven que es fanático de un programa de televisión llamado “Rosa opaco”. La película utiliza el recurso de flashbacks y flashforwards para contar la historia. De esta manera, se ve que cuando era un niño, Owen no tenía el permiso de sus padres para ver el programa debido a su horario (sábados a la noche), por lo que se hizo amigo de Maddy (Brigette Lundy-Paine), una compañera suya de colegio un poco más grande, a la que asiste a su casa a escondidas para poder verlo. “Rosa opaco” es una serie sobre dos amigas que se enfrentan semanalmente a un monstruo distinto desde el plano psíquico. I Saw The TV Glow muestra la importancia que tiene este programa con las sinopsis de los episodios escritos en la pantalla. Sin embargo, cuando muere la madre de Owen, el programa es cancelado y Maddy desaparece. Ya no hay “Rosa opaco”, aunque Owen continúa consumiéndolo a través de los VHS.
Hay una serie de películas dedicadas a la relación entre los humanos y la televisión, aunque en diversas formas. Cuerpos invadidos (Videodrome, 1983) y Réquiem para un sueño (Requiem for a Dream, 2001) son algunos ejemplos sobre lo que puede generar un programa en el interior (y exterior) de una persona. En 1982, se estrenó Poltergeist (1982), dirigida por Tobe Hoper y producida por Steven Spielberg. Es la historia de una familia que reside en un Cuesta Verde, un suburbio de California y cuya hija más chica, Carol Anne, comienza a percibir señales provenientes del televisor. A diferencia de I Saw The TV Glow no hay un programa que se encarga de contactarse con Carol Anne, sino que es el televisor como objeto que funciona como un portal para espíritus que aún no atravesaron la luz final de la muerte. Por su parte, en la película de Schoenbrun no es el televisor, sino la televisión lo que funciona como distorsionadora de la realidad en los jóvenes.
Ambas películas abordan el deterioro de la percepción a través de la interacción con la tecnología. En Poltergeist, la casa de la familia Freeling es divisora de lo que está ahí y de lo que está en el más allá. Carol Anne termina siendo rehén de estos fantasmas, pero, a pesar de su desaparición, se sabe que está ahí. Por su parte, a medida que avanza I Saw the TV Glow, se hunde cada vez más en esta realidad distorsionada donde incluso Maddy desaparece por completo por la cancelación de “Rosa opaco”. El programa es lo que maneja la vida de los dos protagonistas jóvenes. La relación de Owen con su familia se ve alterada por este programa y casi que no puede evolucionar por pensar en el show que tanto anhelaba ver. La televisión, que para muchos jóvenes sirve como una vía de escape a la realidad, los termina teniendo de rehenes a Owen y a Maddy que no pueden superar al programa. Ambos terminan siendo modelados, tanto en su conducta como en su percepción del mundo real. Schoenbrun juega con la dependencia que puede tener uno viendo su película, como la tuvieron los jóvenes con “Rosa opaco”, pues utiliza recursos para narrar como la voz en off y hasta Owen rompiendo la cuarta pared y hablando a cámara para generar un vínculo más cercano con el espectador.
En Poltergeist hay una ayuda externa con unos investigadores paranormales. Pero, más allá de esta colaboración, la familia no deja la casa y se mantiene preparada para rescatar a Carol Anne, aferrándose al lazo emocional que tienen con su hija pese a estar en una realidad paralela. Aunque los investigadores tengan un conocimiento teórico sobre estas situaciones, es el vínculo familiar lo que prevalece con más fuerza. En I Saw the TV Glow, los padres de Owen eran los que lo salvaban de ver “Rosa Opaco”. Sin embargo, Maddy no contaba con esta red de contención, por lo que su existencia está en riesgo (y en duda) desde que el show es cancelado.
Jane Schoenbrun decidió ubicar a “Rosa opaco” en la década del 90, cuando la televisión predominaba en el consumo de los hogares familiares. En la actualidad, las series de ficción aún siguen emitiéndose en televisión, pero conviven con los shows que se emiten por plataformas de streaming y con otras formas de consumo como las redes sociales. En I Saw the TV Glow, no es solo como consumo como entretenimiento (como en Poltergeist), sino también un punto de encuentro con una comunidad. La televisión o, mejor dicho, la tecnología reconfigura la percepción y la forma de actuar ante la sociedad.
Si bien I Saw the TV Glow va cambiando de época (aunque “Rosa opaco” es de 1998), hay otras películas en las que se puede apreciar la relación del ser humano con la tecnología. Ingrid cambia de rumbo (Ingrid Goes West, 2018) muestra hasta qué punto puede llegar una persona para mostrar el ideal que se ve en las redes sociales, mientras que en Háblame (Talk To Me, 2023) se ven los peligros sobre los desafíos que se hacen para plataformas de videos. La tecnología tiene muchos beneficios, pero también transforman la manera de entender el mundo, trayendo nuevos peligros como la manipulación y la alienación. Será el ser humano quien deba interpelar, y no ser el interpelado.


