
Mulholland Drive: ¿Muchos géneros o uno solo? por J. Bautista Gonzalez Vagnini
En El camino de los sueños (Mulholland Drive, 2001), una joven Naomi Watts llega a Los Ángeles con el sueño de triunfar en Hollywood. Al llegar a su alojamiento, se encuentra con una intrusa que sufre de amnesia tras haber sufrido un accidente de tránsito en la boscosa Mulholland Drive. Este encuentro fortuito desencadena en una serie de eventos caracterizados por una vasta mezcla de géneros cinematográficos, en donde lo real se entrelaza con lo surreal, lo onírico, y lo siniestro, desafiando al espectador a armar un rompecabezas conceptual respecto al verdadero significado de estos sucesos.
En la preproducción de El camino de los sueños (que inicialmente iba a ser el piloto de una serie), la productora estadounidense ABC optó por rechazar un guión cuya extravagancia y supuesta indeterminación de género no permitía encasillarlo efectivamente dentro del mercado hollywoodense. Finalmente, la productora europea Canal+ se encargó del proyecto de Lynch. Pero, a diferencia de la productora americana, el público acuñó un nuevo término para definir la desconcertante mezcla de géneros presente tanto en esta película como en el resto de los filmes de este director de culto. Esta combinación de elementos estilísticos del suspenso, romance, drama, terror, misterio y comedia, frecuentemente presentada por el cineasta, fue nombrada en referencia a él como «Lynchian», y está incluida en el diccionario de inglés de Oxford.
En definitiva, El camino de los sueños es una película cuya composición deja en evidencia la ambivalencia del concepto de género. Mientras que los espectadores encontraron un género en el estilo del director, la industria hollywoodense se negó a utilizar la etiqueta «Lynchian» para encasillar y distribuir comercialmente el cine de David Lynch.