
Amor, trabajo cine y tango en Helsinki Por Marcos Gimenez
Ansa (Alma Pöysti) es una mujer soltera que trabaja como repositora en un supermercado. Holappa (Jussi Vatanen) es un obrero industrial solitario con problemas de alcoholismo. En una noche de karaoke en un bar, sus miradas se cruzan y el interés yace latente. Sin embargo, la posibilidad del encuentro, tanto a nivel físico como emocional, se verá dificultado por situaciones desafortunadas y problemas que atraviesan sus vidas personales.
Hojas de Otoño (Fallen Leaves, 2023), la última obra de Aki Kaurismäki, nos abre una ventana hacia la vida cotidiana del obrero promedio finlandés en la era moderna pero en una Helsinki que parece haber quedado en el tiempo. La decadencia se ve reflejada no sólo en la arquitectura de sus lugares, también en la cotidianeidad de sus personajes. La vida del asalariado es frágil e inestable y, como si eso fuese poco, los traumas del pasado terminan de moldear las experiencias de vida. La posibilidad de que el amor surja en un sitio tan gris parece imposible, pero Kaurismäki es capaz de darle color a la existencia gracias a la peculiar pero cautivante forma de acercar a sus personajes al espectador: con palabras frías y justas que forman diálogos casi robóticos, pero que no representan un impedimento para sentir la calidez de lo humanas que son sus intenciones y emociones. Los antiguos escenarios resultan vibrantes gracias a un uso excepcional del color, la música y los objetos que terminan de describir el contexto que rodea a esta historia. Cabe resaltar el uso de múltiples guiños a artistas musicales como Carlos Gardel con Arrabal Amargo y películas como Breve encuentro (Brief Encounter, 1945). Finalmente, Hojas de Otoño es una reivindicación del romance en el cine, en donde incluso la sala de cine se convierte en un símbolo del encuentro.