
Boyhood: momentos de una vida: El tiempo a través de tus ojos Por Camila Arjemi Álvarez
Cuando uno elige una película para ver, muchas veces es para olvidarse por un rato de lo que sucede en la vida real o cree por lo menos intentarlo. Pero en este caso en especial, nos encontramos con una historia diferente y profunda a lo que uno está acostumbrado o por lo menos, es lo que me sucedió cuando la vi. Estoy hablando de Boyhood: momentos de una vida (Boyhood). Una película experimental y novedosa del 2014 filmada durante 12 años que nos habla sobre el paso del tiempo y la toma de decisiones a través de la mirada de Mason, con todo lo que sucede en su vida y nos permite poder empatizar que su historia puede ser la de cualquiera de nosotros, teñida de momentos y recuerdos que guardamos para siempre.
Uno de los primeros acercamientos que tuve con la filmografìa de Richard Linklater es con la aclamada película Antes del amanecer (Before Sunrise,1995), que cuenta la historia de Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy), unos veinteañeros que se conocen en un tren y caminan por la ciudad europea de Viena. A partir de este film, empezaría una trilogía en la que el romance no es el protagonista sino el tiempo. Luego seguiría con Antes del atardecer (Before Sunset, 2004); rodada 9 años después para mostrarnos un futuro incierto entre los personajes quienes se encuentran en París, y que 9 años más tarde lo cerraría con Antes del anochecer (Before Midnight, 2013) en Grecia, la cual tuve la suerte de verla en el cine.
Una de las premisas que plantea Boyhood es el paso del tiempo: “Lo que me fascina del cine es la posibilidad de capturar el paso del tiempo y mostrar sus efectos en los personajes”, dice Richard Linklater y agrega: “Quería ser como un arquitecto del tiempo. Empezó con la idea de hacer un film sobre la infancia, pero luego fue derivando hacia algo más ambicioso y complejo. Siempre tuve en claro que buscaba retratar pequeños momentos de esa familia, un álbum de fragmentos de vida. Los grandes eventos no me importaban. Quería evitar tópicos como la pérdida de la virginidad o el primer beso, que han sido mostrados tantas veces en el cine. Me inspiré en mis experiencias, en mis recuerdos, en esos momentos que pueden ser divertidos o dolorosos para un preadolescente o un adolescente, esos que los adultos no alcanzan a entender y que te marcan de la manera que menos esperás cuando los estás atravesando.
El tiempo parece ser un elemento recurrente en sus realizaciones.
Richard Linklater nació el 30 de julio de 1960 en Houston,Texas. Como en Boyhood, sus padres se divorciaron cuando tenía 7 años. En los `80, desarrolló un amor por el cine gracias a sus sucesivas visitas a un cine local de Houston y fue en ese momento cuando se convenció de que quería ser director. Con el dinero que había ahorrado trabajando en una plataforma se compró un pequeño equipo cinematográfico y se mudó a Austin donde fundó su compañía, la Austin Film Society en 1985. Además de proyectar obras de sus admirados directores como Ozu, Dreyer, Bresson o Godard, comenzó a realizar sus primeros trabajos. En 1988 dirigió, escribió, produjo y protagonizó su primera película: It ‘s impossible to Learn to Plow by Reading Books. Con Slacker (1990) y Rebeldes y confundidos (Dazed and Confused, 1993) se convirtió en un referente del cine independiente norteamericano juvenil de los `90 con historias más personales o con un estilo documental enfocándose en lo que les sucede a los personajes. También experimentó con la animación en: Despertando a la vida (Waking life, 2001), Una mirada a la oscuridad (A Scanner Darkly, 2006) y la más reciente Apolo 10½: Una infancia espacial (Apollo 10½: A Space Age Childhood, 2022). Luego conocimos su paso por la comedia musical con Escuela de Rock (School of Rock, 2003) hasta su mirada crítica a la influencia mundial de la industria estadounidense de las comidas rápidas con el film Fast Food Nation (2006), entre otras. Ha estado nominado a 5 premios Oscar en su larga trayectoria y aunque no fue merecedor de ninguno sí ganó 2 Globos de Oro y 2 premios BAFTA.
Boyhood fue un salto de fe en todo sentido, ya que quién se imaginaría que una película se hubiera rodado durante 12 años (comenzó en julio del 2002 aunque solamente se necesitaron 39 días de grabación hasta agosto del 2013), manteniendo a los mismos actores, viendo como evolucionan sin realizar cambios o reemplazarlos por otros, como estamos acostumbrados. Con esto no quiero decir que sea algo malo sino algo característico y elogiable que nos brinda el director. Uno de sus principales motivos fue que siempre había deseado contar desde su propia experiencia con la paternidad y su fascinación con la niñez.
Cuenta la historia de Mason (Ellar Coltrane), hijo de padres divorciados (Ethan Hawke y Patricia Arquette, ganadora del Oscar como mejor actriz secundaria por su interpretación) desde que ingresa a la primaria hasta que entra en la universidad. El espectador descubrirá la transformación, el desarrollo físico y emocional de cada uno de los personajes: una madre que lucha contra malas decisiones en el terreno afectivo con parejas abusivas pero también, un crecimiento al convertirse en una profesora universitaria de Psicología; un padre al principio ausente y músico frustrado que evoluciona formando una nueva familia y siendo un referente para sus hijos. Como Mason y su hermana Samantha (Lorelei Linklater, hija del director) viven su niñez, sus travesuras, sus ganas de querer ver a sus padres juntos, su adolescencia, el bullying, el descubrimiento sexual, la rebeldía, las relaciones amorosas, las peleas, la graduación y elegir una carrera. Todas estas son experiencias por las que hemos pasado o como dice Nicole, personaje que conoceremos cerca del final de la película: “…el momento se aprovecha de nosotros…”
La película durante un largo tiempo no tuvo nombre y se denominó como The Untitled 12 Year Project. Más tarde, pasó a llamarse 12 años, pero finalmente cambió a Boyhood para que no ser confundida con 12 años de esclavitud.
Otro aspecto destacable y atractivo que tiene es la cantidad de referencias realistas y contemporáneas que evidencian el paso del tiempo a través de diferentes momentos: cuando Samantha le canta “Oops I Did It Again” de Britney Spears (tema del 2000), la música de Blink 182, Coldplay, The Hives, Vampire Weekend, Paul Mc Cartney; cuando forman fila para ir a comprar el libro de “Harry Potter y el misterio del príncipe” en 2005; la campaña de Obama vs Mc Cain, las películas “Una guerra de película” y “Batman: el caballero de la noche” (todo en 2008), el libro de “Crepúsculo”, la canción de “Telephone” de Lady Gaga, hablar por Facetime o sacar fotos con el celular. Todos estos hechos tecnológicos, políticos, musicales y cinematográficos nos hacen recordar y sentirnos identificados.
Un dato curioso es que Ethan Hawke, quien hace del padre de Mason, es un gran amigo del director y también participó en varias de sus películas. Tan grande es su amistad que ambos realizaron un acuerdo de que, si Linklater moría durante los años de rodaje, sería Hawke quien continuaría con la dirección de la película.
Boyhood es, sin dudas, una película que no necesita tener demasiados efectos visuales o personajes antagónicos porque muestra de una manera simple la vida del protagonista. Te invito a que la veas ya que te hará reflexionar sobre la importancia de las relaciones, los cambios que uno vive, los recuerdos y los momentos que uno puede compartir.