
La vieja y la nueva comedia americana Por Lucas Ibáñez
El Cameraman (The Cameraman, 1928)
Un joven fotógrafo intenta convertirse en camarógrafo luego de enamorarse de una oficinista que trabaja en los estudios de MGM. Con un protagonista entrañable y con buenas intenciones (Buster Keaton) quien recuerda un poco a “Chance” en Desde el jardín (Being there, 1979), la historia se construye con buenas dosis de humor físico, romance y sobre todo aventura. Poco virtuoso, pero rodeado de oportunidades y con capacidad de asimilar las condiciones adversas, Buster despliega su destreza física y es llevado por la propia fuerza de su cuerpo para llegar a los lugares donde debe estar.
La película juega constantemente con la mala fortuna y la buena suerte sin caer en el melodrama y demostrando que, a pesar de los golpes y caídas, se puede estar en el lugar (más o menos) indicado, en el momento (más o menos) correcto. Exhibe algunas escenas magistrales como aquella en la que Buster se aferra a un camión de bomberos en movimiento o aquel plano secuencia en el que se cambia la ropa, junto a otro hombre, en un cubículo diminuto. Es el propio ritmo del film el que termina contando la historia.
Super cool (Superbad, 2007)
Dos amigos adolescentes- Evan y Seth- obsesionados con perder la virginidad y motivados por su inminente noche de graduación, se embarcan en una serie de aventuras en este coming of age canónico. La complicidad y la curiosidad arrastran a los protagonistas a distintos escenarios y habitan junto a lo absurdo y el ridículo en una coreografía marcada por una banda sonora con música disco y funk. Diegética en su mayor parte, le imprime un tono liviano a los enredos que se generan. Aquí también vamos a ver varios gags y, al igual que en El cameraman, son las escenas de (intento de) seducción las que muchas veces ponen en aprietos a los personajes. Sin embargo, son los diálogos (ingeniosos y creíbles en un adolescente americano) los que van a exponer su mayor efecto y con un personaje inolvidable: Mc Lovin. Este tercer protagonista se suma sin alterar el balance del resto de los personajes y abre nuevos giros en el guion. Retomando la senda de Seth y Evan cabe preguntarse: ¿hasta qué punto el afecto puede sostener una relación? Este film demuestra que el camino del héroe, aunque pueda ser compartido no deja de ser un viaje solitario.
Napoleón Dinamita (Napoleon Dynamite, 2004)
Un adolescente bastante “aparato” (Napoleon) ayuda a un amigo algo tímido (Pedro) a postularse a presidente estudiantil en la escuela secundaria. Mientras tanto, el protagonista lidia con su bizarra familia y sus propios asuntos personales. Napoleón Dimamita (Napoleón Dynamite, 2004) exponente de la llamada “nueva comedia americana”, exhibe personajes más freaky que los de Súper Cool (Superbad, 2007) Presenta una composición más diversa que el film de Mottola, con un tono construido por momentos dramáticos, comedia, ridiculez y planos que resaltan la gestualidad y siembran algunas pistas. Navega por sutilezas sin dejar de lado los clichés y estereotipos subrayados de manera tal que hacen cómplice al espectador sin caer en lo absurdo y sin atentar contra el desarrollo de la propia historia. El realizador se anima incluso a la parodia ubicando un lugar de aspiración caricaturesco en un personaje totalmente secundario. Al igual que en El Cameraman y Super Cool, los protagonistas no están acostumbrados a triunfar. Y en el caso del film de Hess están incluso más cerca- en todo caso- de los personajes de Los ganadores (2016) de Nestor Frenkel. Napoleon nos demuestra que un aparato puede sobreponerse a las dificultades y llevar a cabo la venganza de los nerds sin violencia alguna.