
Terapia de pareja: Doctor sueño por María Cabrera
El resplandor (The Shining, 1980) es una película que no necesita introducción. No solo es considerada como una de las mejores del genero de terror, sino como una de las mejores películas de la historia del cine. Parte de su magia, de su mística, es que cada espectador puede ver el film y terminar en corredores increíblemente diferentes. Incluso la misma persona, con años, a veces meses de diferencia se llevará algo distinto del metraje.
Cada decisión que el director tomó da como resultado un film único, perfecto ejemplo del medio cinematográfico, una verdadera obra de arte e ingeniería. Pero en el proceso del artista, como tantas veces pasa, son otres los que pagan el precio. Las condiciones de filmación en el set de El resplandor para Shelley Duvall fueron inhumanas. Por ejemplo, la escena del bate y la escalera fue filmada un total de 127 veces, rompiendo un récord mundial. La actriz estuvo severamente deshidratada luego de las repetidas tomas.
Además, para lograr el que la actriz permanezca en estado mental de terror y miedo, se la maltrató emocional y físicamente, entre otras cosas, prohibiendo al resto del equipo que la ayude o sienta simpatía por ella después de los maltratos psicológicos y emocionales a los que la exponía diariamente, por más de un año el director.
Sin duda hay un componente de misoginia, sumado al perfeccionismo y la falta de humanidad de Stanley Kubrick, porque los actores masculinos no sufrieron este trato. Ya sea porque Jack Nicholson era un nombre más pesado en la industria, o simplemente porque era hombre, recibía un trato completamente diferente.
Más allá de la tortura que recibió la actriz, hubo otra persona gravemente afligida por el resultado de la película original, el propio escritor de la novela, Stephen King. El autor odia la película y se refirió a ella como “un hermoso Cadillac, sin motor adentro”. La versión fílmica de la obra original se distancia bastante. Los personajes principales no son tan profundos y complejos. Jack es desde el comienzo cruel, frio, violento y manipulador; mientras que Wendy es siempre sumisa, desesperada y sin agencia.
Es por estos motivos que el solamente pensar en una secuela para El resplandor es en sí mismo una epopeya. Mike Flanagan, quien tomó las riendas de tan ambicioso proyecto debía casar de alguna manera lo que los fans adoran de la película de Kubrick, con la intención original del libro y de su secuela, Doctor sueño escrita por King.
El acercamiento que tiene a los materiales es inspirador, no intenta replicar la primera película, sino continuar su historia, tomando sus elementos estéticos como base fundacional para inyectar el contenido de los libros.
La película original, con su maestría para dejarnos las puertas abiertas para la imaginación puede ser equiparada con el trauma. Tanto para Danny, como para el espectador. El intentar atravesar por el trauma en su momento de génesis es prácticamente imposible, doloroso, y muchas veces inverosímil el entender su sentido o sus implicancias.
Doctor Sueño (Doctor Sleep, 2019) de Flanagan es equiparable a años de terapia. En un contexto terapéutico uno está desafiado a compartamentalizar y hacer las paces con el dolor. A recontextualizar esas experiencias traumáticas en una manera que las haga más fáciles de entender y procesar. Es por medio del segundo film, que podemos comprender las profundidades emocionales del primero, y el mensaje original de King, sin tocar la obra maestra de Kubrick.
Está analogía también sirve para analizar la segunda película, ya que en esta el foco es Danny Torrance, o Dan, interpretado por Ewan McGregor. Doctor sueño comienza con Danny de pequeño, recibiendo ayuda y guía del personaje de Dick Hallorann para poder seguir adelante. Aún así, pasa por un periodo de duelo, donde intenta suprimir su dolor y su resplandor, hasta que toca fondo y comienza un largo camino a la sobriedad y recuperación. Es cuando recibe el llamado del destino, para cuidar y guiar a la joven Abra (Kyliegh Curran) que comienza su trayecto hacia la redención, tanto para él, como para su padre. A través de la lucha de Dan por enfrentarse a los poderes del Overlook y a sus demonios internos, podemos entender la lucha de Jack convirtiéndolo en un personaje más complejo, aquejado por la tragedia y no en el monstruo que siempre fue en el primer film.
Tomando elementos artísticos clave de El resplandor, Flanagan agrega nuevos para contar su propia historia. Todes les personajes tienen una estética muy particular que se mantiene durante todo el film, reforzando su maldad, su bondad, su poder, o su ambivalencia. Con la cantidad de años que las separan y las nuevas herramientas técnicas a su disposición, la película de Flanagan también agrega elementos visuales fantásticos para contar la historia, como están presentes en el material de King, y sin eclipsar el naturalismo del primer metraje. Una clara diferencia visual es que Doctor sueño tiene muchas escenas que transcurren en la noche, o en la oscuridad, mientras que en El resplandor la mayor parte del horror es a plena luz del día. Los sonidos también marcan una oposición, mientras que en la primera película la banda sonora es irreconocible y macabra, para la segunda el director decide poner el foco en latidos de corazón, enfatizando el componente humano de la historia.
Si bien ninguna actuación de la segunda película llega a la iconicidad de Jack Nicholson, Rebeca Ferguson encarna maravillosamente una villana con el peso de humanizar la maldad, y es hipnótica en cada escena que se encuentra. Es un personaje orgullosamente carente de humanidad, pero con un gran sentido de comunidad por los propios, es compleja, inteligente, desafiante, y completamente aterradora. Su maldad proviene del dolor, la soledad y el aislamiento, y cómo Dan, buscar una manera de lidiar con estos traumas. Pero nuestro protagonista tiene mejores influencias, y nuestra villana termina convirtiéndose en una venenosa influencia. Tanto héroe como oponente comparten un trágico comienzo y una poderosa debilidad, la adicción. En el Overlook, Dan rechaza un trago, y Rose es incapaz de contenerse cuando siente el resplandor de su contraparte. Como antagonista tiene la difícil tarea de medirse con el hotel, y como actriz el monumental reto de equiparar a Jack Nicholson. Ambas están logradas a la perfección, es uno de los mejores villanos de la obra de King y una adaptación perfecta en la película.
Doctor sueño concluye en el Overlook, con las famosas calderas de la novela como parte integral, pero también los corredores, la alfombra, y el laberinto de la primera película. Es un cierre perfecto que logra casar las intenciones de Kubrick con las de King, y además es una película de terror inteligente, bien lograda, bien filmada, con contenido. Es quizás, una secuela perfecta.