The Truman show: Una Ficción hecha realidad por Andrea Dómina
Truman Burbank (interpretado por Jim Carrey) es el elegido desde su nacimiento para un programa de televisión que se transmite en vivo las 24 horas del día, los siete días de la semana. Truman vive con su esposa Meryl, protagonizada por Laura Liney, en Seaheaven, una ciudad costera, que es en realidad un gigante set de filmación conformado por un domo que genera la idea de un paisaje auténtico.
Truman, es el único personaje del programa de televisión que desconoce que la realidad que él vive, está totalmente guionada por el director del programa; sus compañeros de trabajo, amigos, vecinos y ciudadanos que forman parte de su cotidiana y previsible vida, son actores. Incluso sus padres, únicos personajes reales, actúan para ir dando forma a la persona en la que Truman se ha convertido durante los más de diez mil días de transmisión del programa y, a la vez, mantener entretenida a la inmensa audiencia, que también es parte de este morboso y perverso juego.
De hecho, Truman siempre puede tomar el control y dejar el programa, pero no le es fácil darse cuenta de esta posibilidad, porque desconoce que alguien está manejando los hilos de su vida. Pero no todo se puede digitar, ni en un programa ni en la vida real. Un suceso hará instalar en Truman una sospecha que disparará una catarata de dudas; comedia y drama, ciencia ficción y cine fantástico nos envuelve en este film, con un toque premonitorio importante…
Este film, estrenado en el año 1998, transmite un mensaje de que siempre, lo que mueve a buscar algo distinto es el deseo, y a Truman le pasa con esa intriga que le generó la mujer que lo cautiva en una fiesta, lo deslumbra y lo moviliza a conocer las Islas Fidji, de dónde supuestamente provenía este ser que lo sacude de su monótona realidad.
En Truman se enciende el motor del deseo y al gran director de la vida, que observa “desde lo alto”, se le comienza a complicar para manejar los hilos de sus marionetas. El protagonista de su vida, se revela y emprende su viaje y lucha contra viento y marea, literalmente, hasta impactar con un horizonte que divide su vida con la vida real.
En efecto, el director plantea la vulnerabilidad de las personas a la influencia de la sociedad como es el caso de Truman en su historia manipulada, y de los medios de comunicación en la sociedad curiosa hasta el morbo, la que, con su interés o desinterés, le da al creador de este espectáculo público la idea de hacia dónde llevar el guion. Pero también transmite el mensaje de que hay un límite y esto se da cuando las personas toman conciencia de que primero se es un individuo y después un ser social.
Hoy en retrospectiva podríamos comparar o analizar con los distintos reality shows que muestran a distintos grupos de personas y realidades, que en estos casos sí saben que está viéndolos un público ávido de saber cómo se comportan las personas en determinadas situaciones. Es decir que con Truman actuando sin saber que lo miraban y estos grupos de personas que actúan sabiendo que los miran, el común denominador es el mismo: Un público voyeur, a quién “alguien” le genera un deseo y una ficción que la toman como realidad.
Así, en esta era de consumo, los medios de comunicación masivos y las redes llevan a influir en los diversos aspectos de la vida, en gustos, intereses, aspiraciones y grupos a lo que pertenecer, intentando llevar a la sociedad como borregos de las narices, cosa que muchas veces se consigue, bajando la barrera de la articulación entre lo público y lo privado, y como consecuencia confundir la realidad de la ficción.